lunes, 31 de diciembre de 2012

Otra más de Cheo (LTT) a cuenta de un grave altercado con una vecina y su secretaria

El alcalde socialista de Icod no tiene mesura, ni límite. Y no sabe estar. Su estado natural es el colérico y su maldad es tan abisal, que ya a duras penas la contiene. Antes al menos tenía al lado al personaje más político de toda la familia socialista icodense, Bernardo Martín Socas, pero éste se está retirando poco a poco, ya que ve peligrar su vida si sigue al lado del cheísmo y ha sido sustituido por personas demasiado vulgares y con escasa preparación, que viven al día y carecen de cualquier sentido de la estrategia política y que están ahí solamente por el sueldo público o para complacer los cada vez más desbandados instintos de un político caído, decadente y abúlico. El otro día en el Ayuntamiento se escenificó la tragicomedia de Cheo (LTT). Los antiguos griegos y romanos tenían un respeto reverente por la locura y aseguraban que la verdad hablaba siempre por su boca y escuchaban atentamente sus palabras, porque pensaban que los dioses, que adoran humillar a los humanos, los usaban para anunciarles su destino. Platón lo extendió a los poetas y luego los cristianos a los niños, suma máxima de la inocencia. Por eso esta historia comienza con una mujer a la que el sentido común ha abandonado hace tiempo y que con esa libertad que da el no tener razón alguna, se acercó hasta el Ayuntamiento, con cámara de foto incluida y vio al alcalde, acompañado de su secretaria, una veguera de pro, y comenzó a insultarlos a los dos, sacando a la luz lo que todo el pueblo sospecha, sabe, pero calla, porque el alcalde debe respetar una casa y a otra persona. Cheo, incómodo, por la ristra de palabras y de calificativos, que no reproducimos por decoro, se empezó a enfadar, dado que aumentaba el número de oyentes y cuando esta mujer fue a hacerle una foto en la que iba a reproducir con quien estaba en ese momento, el alcalde hizo amagos de enfrentarse a ella. Pero lo peor fue que su secretaria, una de las víctimas del discurso de esta mujer, que aludía a un curioso por indemostrado triángulo, se abalanzó sobre la señora con amagos de agredirla físicamente y tuvo que intervenir un policía local (uno que además ha sido en su día castigado por Cheo) que estaba por allí presente, para que aquello no acabase en comisaría. Tanto el alcalde como su secretaria, tras quedar evidenciados, con otra mujer, callada, oculta y sufrida, como fondo de este vulgar sainete, se refugiaron en el Ayuntamiento. Al día siguiente, la misma mujer, con el mismo tino y tono, se acercó al consistorio para repetir la afrenta, pero esta vez, ya la Policía Local había tomado el mando y se evitó lo que el día anterior había conmocionado al pueblo. ¿Cuánto tiempo más prolongará Cheo esta situación tan indigna, tan inmoral?. Durará mientras sea alcalde, cuando caiga, ya nadie lo tomará en cuenta. Mientras a sufrirlo.

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